El estado de ánimo, una situación muy personal y que está definida por diferentes factores internos (emocionales) y externos a la persona a estos se les suman las diferentes reacciones neurológicas. ¡Complejo!

Un bebé desde antes de su nacimiento está formando relaciones con su entorno, las cuales dependen directamente de lo que percibe a través del sabor (líquido amniótico) , de los sonidos (voces, cantos, risas), de las emociones (las cuales son transmitidas por la madre directamente) y otras más y, con toda esa información empieza a desarrollar a través de la sinapsis, innumerables posibilidades.

Alimentarse es “interesante” y quizás “complejo” y si, nuestras emociones afectan directamente la selección y la ingesta de los alimentos, incluso hay alimentos que directamente afectan el adecuado funcionamiento de un órgano afectando directamente a todo el organismo.

Ahora bien, si en el hogar existen horarios y normas, el organismo (incluyendo a los niñ@s y bebés) se “adecua” a estos horarios, la selección de los alimentos y el efecto que tienen en el organismo también es importante; es necesario educar a los niños, niñas para evitar el “hambre emocional” (seleccionar un alimento a partir de una emoción). ¿Cómo se logra? con acompañamiento!.

Los niñ@s absorben absolutamente todo lo que se les enseñe, bien sea adecuados o inadecuados hábitos, lo cual incluye las emociones y el cómo el padre (o el adulto) reacciona frente a ellas (las emociones) quedará guardado en el registro consciente y subconsciente del niño@ para toda la vida. 

¿Cómo es la relación emocional con los alimentos en su hogar? ¿Usted está consciente de su lenguaje verbal y no verbal frente a los alimentos?, en fin son varias preguntas a revisar para evitar el “hambre emocional”.